Lo que voy a escribir, está basado en una experiencia personal plasmada en un artículo titulado "Mi padre era de los que decía a todo el mundo que era de derechas" escrito por María Isabel Tàrrega Toribio y publicado en castellondigital.com.
En ese artículo se narra la historia de un hombre de 85 años, gravemente enfermo, y que años atrás se jactaba públicamente en ser de derechas, lo que en España era sinónimo hasta hace poco de votante del Partido Popular.
Pero bajo el gobierno del PP le tocó vivir su agonía en las urgencias de un hospital público en un periodo de recortes para él y otros como él, mientras unos pocos se llevaban los sobres. Esto no es Cuba ni Venezuela, estamos hablando de España, primer mundo. ¿No lo sabías? Aquí nadamos en la abundancia de un capitalismo de amiguetes al puro estilo feudal.
Tío, como el caballo del libro de la Rebelión en la Granja de George Orwell, habías vivido por encima de tus posibilidades, y después de gritar: "Trabajaré más fuerte" y que "El camarada Rajoy siempre tiene la razón", tocaba ir al matadero. ¿Una muerte rápida e indolora? El régimen dijo ni hablar. Como votante del PP que te jactabas de ello en público ante todo el que quisiera oír tus alabanzas hacia este gobierno pepero de mierda, lo mejor para ti es una muerte lenta agónica y así sucedió. Unos años antes, este hombre empezó a a sentir vergüenza, ya no quería oír lo que decían en los medios de comunicación de su partido político de sus amores, olía a podrido, a cadáver, quizá como él mismo.
Podrían haber destinado el poco dinero que el gobierno del PP aún no ha dilapidado para ofrecerte una cobertura sanitaria decente en los últimos momentos de tu vida, pero no fue así, lo destinaron a maletines y sobres, que contenían fajos de billetes que acababan en paraísos fiscales; lo destinaron a la construcción de plazas de toros (en un país donde cada día se aborrece más la tortura a los animales), aeropuertos que nunca han funcionado ni se les espera, carreteras que no conducen a ninguna parte.. Pero hombre, debías saber que eso mueve mucho dinero y que no te lo dan ni a ti, ni a tu hija ni a mí, que se lo quedan todo ellos, pero repitamos el mantra "Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades" para que ellos tengan la conciencia tranquila.
Hasta aquí hemos llegado, dijo el régimen y es hora de que la muerte pase la guadaña por tu cuello al puro estilo del estado islámico: una lenta agonía entre las cuatro de la mañana hasta la cinco de la tarde en un box hasta que tu corazón dejó de latir. Esa fue la "buena muerte" que te dieron en los que confiaste. No te conozco, quizá como persona te merecías una muerte mucho más digna, pero aquellos en los que tú depositaste tu confianza y tu voto, consideraron que no era así. Es la Ley del Juego de Tronos, antes de quedarme sin mi sobre y maletín, pudrete lentamente en un hospital público de urgencias masificado hasta los topes lleno de pacientes (convendrán conmigo con el nombre de pacientes les queda ni que pintado). No me atrevo a decir: "Hasta que no se coja a 20 políticos y 20 banqueros y los ahorquen, este país no tendrá solución" pero personas como Alberto Vázquez Figueroa sí se atreven a decirlo.
Antes de nada, quiero expresar mi solidaridad con la familia de esta mujer, yo cuando era niño era también de derechas ¿Del Partido Popular? Prefiero pensar que estaba enfermo, demasiada prensa y tv cortesana. No soy muy pudoroso pero me daría vergüenza reconocerlo en este blog, antes creo me pondría un pasamontañas como el subcomandante Marcos del EZLN y me perdería por la frondosa selva de Lacandona para que no me reconozcan por la calle y digan con cara de asco y desprecio : ese es, como dijo una dirigente de las juventudes del Partido del Popular: "Ser del PP ahora está mal visto" y con razón. Me pasaba igual que a un ex-heroinomano que conocí y que me dijo qué él se había metido heroína en el cuerpo pero en la década de los 80, cuando por falta de información sobre las consecuencias que esta droga causaba a largo plazo y que los drogadictos que ahora se inician en el submundo de las drogas duras, no le dan ninguna pena.
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