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miércoles, 20 de noviembre de 2013

El borrador de la Ley de Seguridad Ciudadana es el reflejo del pánico que tiene el gobierno del PP a una rebelión ciudadana en las calles

El gobierno ha elaborado un borrador de "Ley de Seguridad Ciudadana".  El PP de Rajoy insiste en que estamos saliendo de la crisis y que va a llover café en el campo, si fuera ese cierto, no endurecerían los castigos a infracciones de una forma desproporcionada. Las altas esferas del poder están temerosas de una revuelta masiva de la ciudadanía en los próximos meses. El temor es la antesala del miedo y el miedo es la antesala del pánico. En vez de preocuparnos por el borrador de La Ley de Seguridad Ciudadana, deberíamos alegrarnos porque ya sabemos lo que ellos dan por hecho desde hace tiempo: este régimen corrupto y autoritario tiene los años contados. El borrador de La Ley de Seguridad Ciudadana no es mas que un desliz propio de un oso herido de muerte que está dispuesto a morir matando y vender cara su piel.

Les dejo un artículo aparecido en 20minutos.es:

Insultar a policías, los escraches y prostituirse en arcenes y parques se multará por ley
  • Los padres pagarán los daños que ocasionen sus hijos en la calle. 
  • Hasta 30.000 euros por insultar a un policía en una protesta. 
  • Es parte del borrador de la futura Ley de Seguridad Ciudadana.

Conducir una 'cunda' (los taxis de la droga), insultar a un policía, ejercer o demandar la prostitución en lugares donde haya presencia de niños o donde se ponga en peligro la seguridad vial, alterar el orden público encapuchado o realizar escraches se multarán por ley.

Veintiún años después de la llamada 'ley Corcuera', polémica por la conocida como "la patada en la puerta" que el Tribunal Constitucional tumbó, el Gobierno de Mariano Rajoy prepara un nueva Ley de Seguridad Ciudadana, cuyo anteproyecto verá previsiblemente el Consejo de Ministros el próximo viernes.

Un texto redactado en paralelo a la reforma del Código Penal y que pretende compensar la eliminación de la mayoría de las infracciones penales tipificadas como faltas, que con la nueva Ley de Seguridad Ciudadana pasarían a considerarse infracciones administrativas de carácter muy grave, grave o leve.

No se trata de sancionar más, según fuentes del Ministerio del Interior, sino de reducir el margen de discrecionalidad a la hora del reproche de una conducta ilícita y llenar el limbo jurídico de actos "nuevos", como el escrache, o de aquellos que dejará fuera el nuevo Código Penal.

El texto que ha diseñado el departamento que dirige Jorge Fernández Díaz tendrá que pasar el primer filtro de la comisión de subsecretarios, analizarse en el Consejo de Ministros, someterse al dictamen del Consejo de Estado y el Consejo General del Poder Judicial, volver a la mesa de Moncloa y debatirse, como ley orgánica, en las Cortes.


La propuesta inicial incluye las siguientes infracciones 

INFRACCIONES MUY GRAVES: Multadas con entre 30.001 a 600.000 euros. 
  • La grabación y difusión de imágenes de agentes de las fuerzas de seguridad en el ejercicio de su trabajo que atenten contra el derecho a su honor o su imagen y que puedan poner en peligro su seguridad o la de la intervención policial correspondiente. 
  • La perturbación grave del orden en actos públicos, religiosos, deportivos o espectáculos de otro tipo. Las concentraciones no comunicadas ante instituciones del Estado como el Congreso, el Senado, los parlamentos autonómicos o los altos tribunales, aunque en ese momento no tengan actividad. 
  • Las protestas no comunicadas o prohibidas ante infraestructuras críticas, como centrales nucleares o pistas de aeropuerto. 
  • Los escraches o actos de acoso a cargos públicos. 
  • La ley contemplará que la Policía pueda establecer un perímetro de seguridad que no deben sobrepasar los concentrados. Deslumbrar con dispositivos tipo láser a conductores de tren, metro o pilotos. 

INFRACCIONES GRAVES: Multadas con entre 1.001 a 30.000 euros 
  • Alterar el orden público encapuchado o con cualquier elemento que dificulte la identificación. 
  • Amenazar, coaccionar, vejar e injuriar a los agentes de las fuerzas de seguridad cuando estén velando por el mantenimiento del orden público, por ejemplo en manifestaciones u otro tipo de protestas. 
  • El ofrecimiento, la solicitud, la negociación y la aceptación de los servicios de prostitución en las proximidades de zonas infantiles, como parques o colegios, o en lugares donde se ponga en peligro la seguridad vial, como los arcenes. 
  • Lo que significa que podrán ser sancionados tanto los clientes como quien ejerza la prostitución. Interior deja claro que la prostitución como tal no se sanciona y que se multará en esos supuestos por la vulnerabilidad del lugar. 
  • La tenencia ilícita, el transporte, el abandono de la droga o de los útiles para su preparación, así como plantar y cultivar estupefacientes como la marihuana aunque no sea para traficar. 
  • El botellón cuando perturbe gravemente la tranquilidad ciudadana y cuando no esté autorizado por la administración correspondiente. 
  • La conducción de cundas o taxi de las drogas que trasladan a drogadictos a los lugares de compra de estupefacientes. 
  • Los daños a mobiliario urbano como marquesinas, papeleras o contenedores, así como los actos vandálicos a servicios públicos. 
  • Obstaculizar la vía pública con neumáticos u otros enseres que impidan la normal circulación de vehículos y personas. Escalar como acción de protesta edificios públicos o precipitarse desde los mismos.

La nueva ley, que tendrá 55 artículos frente a los 39 de la todavía vigente, define la seguridad ciudadana y establece la obligatoria colaboración de la seguridad privada o de los detectives. Además, regula las diligencias de cacheo e identificación siguiendo las recomendaciones de la defensora del pueblo para que estas no se practiquen por razón de raza. También abre la posibilidad de que los agentes puedan llevarse el DNI de la persona a la que quieran identificar para comprobar si el documento es falso. Hasta ahora, con mostrarlo era suficiente, lo que ha sido aprovechado por algunos para eludir un mayor control al alegar que el DNI es personal e intransferible.

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