Tatanka Iyotanka, Jefe indio de la nación Lakota |
¡OBSERVAD HERMANOS,la Primavera ha llegado; la Tierra ha recibido el abrazo del sol, y pronto veremos los frutos de ese amor!
Todas las semillas despiertan, igual que cobran vida los animales. A este poder misterioso debemos, también nosotros,nuestra existencia; por eso atribuimos a nuestros vecinos,incluso a nuestros vecinos los animales,el mismo derecho que tenemos nosotros de residir en esta tierra.
Pero,escuchadme todos,ahora tenemosque hacer frente a otra raza,escasa y débil cuando nuestros padres entraron en contacto con ella por primera vez,mas extendida y arrogante en nuestros dias. Por extraño que parezca, se han empeñado en cultivar la tierra y están enfermos del afán de posesión. Estas gentes han establecido muchas reglas que los ricos pueden saltarse,pero no los pobres.
Recaudan impuestos de los pobres y los débiles para mantener a los ricos que gobiernan.Reivindican nuestra madre tierra, la de todos,para su disfrute particular y se atrincheran contra sus vecinos; desfiguran la tierra con sus construcciones y sus inmundicias.
Esta nacion es como un torrente de nieve fundida que desborda su lecho y lo arrasa todo a su paso.
Resulta imposible convivir con ellos.
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